Thursday, April 1, 2010

La Orgía - Por qué, Por qué? (Why, Why?)



La Orgía
Barco Ebrio, Colombia
Teatro Leonardus
30 March 2010


La Orgía by Enrique Buenaventura uses black humor and pantomime slapstick as the vehicle for this piece of social commentary in which three down and out homeless people (the original text has four, but director/performer Beatriz Monsalve has eliminated one of the characters and updated the script) gather for the "orgy," a monthly event that an elderly prostitute pays them to attend and reenact the days of her former glory.

Each character represents one of "oligarchies" of Colombian society: the monied political class --still referred to as the elites in Colombia-- considered responsible for much of the violence in the country. The former Colonel, wearing a US motif t-shirt who goes on about the sacrifice of having allegedly lost his leg in battle, when it is obviously still attached to him and turns out to be perfectly functional. The "dwarf" who enacts the part of the Bishop, played by a full-sized actress in a costume that is as wide as it is tall; it is a gorgeously Botero image. The main character, the old woman who has whored herself to all of them. And her son, the mute, represents the silent masses in Colombia, whose voice is never heard, while the rest divvy up the country and fight amongst themselves.

The play uses pantomime conventions of role reversal and dressing up, slapstick, sexual innuendo, all carefully referenced within the Colombian context. The style is anti-naturalistic, theater of the grotesque. Everything is larger than life. From the heavy make-up and gaudy costumes, to the stylized performances, it is all in your face. It is not that I don't get it: I understand that this is "social commentary," but I found it worn and simplistic. The audience, however, loved it. On the upside, Iván Barlaham Montoya gave a beautiful performance as Tísico-Jacobo, the beggar-aristocrat.



La Orgía
Barco Ebrio, Colombia
Teatro Leonardus
30 de marzo 2010


La Orgía de Enrique Buenaventura utiliza el humor negro y la pantomima cómica como el vehículo para el comentario social en el cual tres mendigos (el texto original tiene cuatro, pero director y actriz Beatriz Monsalve eliminó uno de los personajes y actualizó el guión) se reúnen para La orgía, un evento mensual convocado por una prostituta anciana quien les paga para asistir y representar sus días de gloria del pasado.

Cada personaje representa una de las "oligarquías" de la sociedad colombiana: la clase política adinerada --que todavía se conoce como las elites en Colombia-- considerada responsable de gran parte de la violencia en el país. El ex coronel, con una camiseta estampada con una bandera norteamericana, quien lamenta el sacrificio de haber supuestamente perdido una pierna en la guerra, cuando es obvio que todavía conserva su pierna y resulta ser perfectamente funcional. La "enana", quien asume el papel del obispo, interpretada por una actriz de tamaño normal con un vestido que es igual de ancho como es de alto, es una imagen magníficamente Boteriano. El personaje principal, la anciana quien se ha prostituida con todos ellos. Su hijo, el mudo, quien representa a las masas silenciosas en Colombia, cuya voz nunca se escucha, mientras los otros reparten el país y pelean entre ellos.

La obra utiliza las convenciones de pantomima: el cambio de papeles, disfraces, comedia física, insinuaciones sexuales, todo con referencia al contexto colombiano. El estilo es anti-natural, el teatro de lo grotesco. Todo sale de los parámetros de lo natural. Desde el pesado maquillaje y el vestuario, a la actuación estilizada, todo está en sus narices. No es que no entiendo la propuesta: entiendo que es "crítica social", pero me pareció desgastado y simplista. El público, sin embargo, le encantó. Por el lado positivo, Iván Montoya Barlaham ofreció una actuación hermosa como Tísico-Jacobo, el mendigo aristócrata.



Warum, Warum? (Why, Why?)
Peter Brook, Zurich Schauspielhaus, Switzerland
Teatro Nacional Fanny Mikey
31 March 2010


When making my selections for the theater festival, I tend to veer away from anything that is going to involve reading a lot of subtitles; meaning anything that is strongly language-dependent that will not be performed in a language that I understand. I was hoping that Peter Brook's reflection on the art and practice of theater would be performed in English or French. It was in German. From there I have to ask the question: Would I have been better off reading the text rather than seeing it performed? The answer to that question is a resounding no. Miriam Goldschmidt gave a wonderfully expressive performance as she reflected on the craft of theater and why it ranks among the arts, as opposed to being merely entertainment. I enjoyed the production but, that being said, it was a piece of navel-gazing: it is a play about theater. The reflection is interesting, and I liked the references to different playwrights that Brook intersperses into the text as examples of the challenges that performers face and the universality of the themes that theater addresses, but can an academic debate translate into theater itself? I felt that this performance would not have been out of place among the storytellers that I have seen on the terrace at Compensar. At what point does good craftsmanship and storytelling make the transition into art?

I rearranged my festival schedule to attend this play, and so my expectations were high. Goldschmidt gave a very good performance and I loved the music by Francesco Agnello (what is that instrument anyway?). I acknowledge that this show is playing to the right audience, and it was a creative way of breathing life into what would otherwise be an academic debate. Still, I feel a bit let down. This was a coy variation on Inside the Actor's Studio, and I would rather have heard Brook speaking in his own voice, although I grant him the prerogative to turn the situation around and defy expectations. That is his art, after all.



Por qué, por qué?
Peter Brook, Zurich Schauspielhaus, Suiza
Teatro Nacional Fanny Mikey
31 de marzo 2010

Al hacer mis selecciones para el festival de teatro, tiendo a evitar obras que implicarán la lectura de una gran cantidad de subtítulos, o sea obras que dependen fuertemente del lenguaje si la presentación no se llevará a cabo en un idioma que entiendo. Tenía la esperanza que esta reflexión de Peter Brook sobre el arte y la práctica del teatro estaría hablada en inglés o francés. Era en alemán. A partir de ahí, me hice la pregunta: ¿Habría sido mejor leer el texto en lugar de ver la presentación? La respuesta a esa pregunta es un no rotundo. Miriam Goldschmidt ofreció una actuación maravillosamente expresiva en esta reflexión sobre el teatro y la razón por la que se considere entre las artes, en lugar de ser meramente entretenimiento. Disfruté la obra pero, dicho esto, fue una especie de ejercicio de auto-contemplación: es una obra de teatro sobre el teatro. La reflexión es interesante, y me gustó las referencias a diferentes autores que Brook intercaló en el texto como ejemplos de los desafíos los actores enfrentan y la universalidad de los temas que el teatro aborda pero ¿se puede traducir un debate académico en teatro? Sentí que esta obra no hubiera sido fuera de lugar entre las presentaciones de los cuenteros que vi en la terraza de Compensar. ¿En qué momento la técnica estructural y la narrativa logran transformarse en el arte?

Tuve que hacer mañas con las fechas para asistir a esta presentación, por lo que mis expectativas eran altas. Goldschmidt ofreció una actuación muy buena y me encantó la música de Francesco Agnello (¿cómo se llama este genial instrumento musical?). Reconozco que este espectáculo se presentó frente al público adecuada, y que fue una manera creativa de dar vida a lo que sería un debate académico. Aún así, me siento un poco decepcionada. Se trataba de una especie de guiño al Inside the Actor's Studio, y me hubiera preferido escuchar a Brook hablar en voz propia, aunque le concedo la prerrogativa de darle vuelta a la situación y desafiar las expectativas. Ese es su arte, después de todo.

1 comment:

Ruxandra Predescu said...

the instrument it's called hang :)