Thursday, October 16, 2008

Lejos de los hijos

Un amigo mío se vio con sus hijos ayer. Viven con la mamá, fuera del país. Me puse a pensar en las personas a quienes conozco quienes viven lejos de sus hijos.

Tengo dos amigos quienes viven aquí en Colombia, mientras que sus hijos viven con las mamás en otro país. Son casos similares: ambos tienen cuarenta y pico años, se casaron, tuvieron sus hijos en el extranjero, se separaron, y se volvieron a Colombia.

Tengo una amiga quien, en la separación de su esposo, tomaron la decisión que el niño iba vivir con él aquí en Colombia. Posteriormente ella su fue de Colombia. Esta variante es mucho menos común, en el sentido que el padre se quedó con el niño, mientras que la madre se fue. En el resto, el caso es idéntico: el niño queda en el país de nacimiento, con el pariente quien es de la nacionalidad de este país. El pariente "extranjero" se devuelve para su país de origen. Será que la identidad cultural pesa más que la relación con los hijos? Vivir lejos del país de origen tiene sus vainas, pero eso es tema para otro día.

A veces la separación implica un trasteo menos radical, no a otro país, sino a otra ciudad dentro del mismo país. No se requiere visa, pero el efecto es básicamente lo mismo. Cuando conocí a mi futuro esposo (ahora ex-esposo) en Bogotá, él tenía una hija de 8 años quien vivía con la mamá en Pasto. El se veía con la hija algunas veces en el año. Era cuatro años que ya no vivía con su hija. Me acuerdo que después de las visitas y las llamadas, se deprimía, hasta lloraba.

Otro amigo, Jorge, comparta la custodia de su hija con su ex-esposa. Dice que las exigencias de tener que asumir la mitad de las responsabilidades de la vida de su hija le cambió su vida y cambió la relación con ella. Ahora dice que este desafío fue le mejor que podría haberle pasado.

Mi pregunta es: ¿Cuáles son los factores que influyen en la decisión de tener o prescindir de la custodia de los hijos? Especialmente en casos donde la separación efectivamente significa la pérdida de la relación cotidiana con los hijos.

Es un tema delicado. Influyen diversos factores: estatus legal, situación de visa, oportunidades de empleo, la relación con la pareja, la relación con los hijos, requerimientos familiares en el país de origen, etc. Pero sobre todo, creo que es una decisión de opción personal. En la vida uno desempeña muchos papeles, entre los cuales puede figurar el papel de padre/madre de familia. Entonces, qué tan definitivo es este papel en la construcción de la identidad propia? Cada persona llega a su propia respuesta, la cual es netamente personal.

Cuando me separé, hace unos 3.5 años, no había cuestión: los niños iban a vivir conmigo. El caso era muy claro: mi ex-esposo no iba encargarse de dos niños, quienes tenían 10 y 7 años en este entonces; al cambio yo, sí. Ya le venía haciendo. Hasta diría que dentro de mi matrimonio fui madre soltera. Harto? Agotador? Sí, pero por el lado positivo no tuve que entrar en ninguna pelea por la custodia.

Muchas personas me han preguntado porqué no me devolví a mi país con los niños. Aclaro: estoy acá porque escojo vivir acá. Doy constancia: nunca he alegado que estoy obligada a vivir en Colombia porque no tengo permiso para irme con los niños. No, vivo aquí porque me gusta. Además, no me parece justo quitar a los niños la oportunidad de verse con su papá, ni a él la oportunidad de verse con sus hijos. No obstante los problemas que tuvimos en el matrimonio, él tiene sus calidades y tiene mucho para enseñar y compartir con sus hijos. Por algo me casé con él! Es más, creo que se ha vuelto mejor papá desde la separación.

No estoy criticando la decisión de los quienes optan por no vivir con sus hijos. A veces yo también quisiera no tener que vivir constantemente con hijos. No es gratis que se necesitan dos para reproducir, pero francamente es lo que viene después que cuenta más. Dos adultos son un apoyo mutuo y cada uno tiene cosas para aportar a los niños.

Agradezco que tengo a mis hijos (mismo si en este momento, mientras que trato de escribir, están discutiendo porque uno lanzó un moco sobre el otro). Agradezco su alegría, su creatividad, su forma de ver un mundo en el cual casi todo es posible, todo lo que me han enseñado, las cosas que he aprendido sobre ellos y sobre mí, la paciencia que me tuvieron mientras que aprendí ser mamá. Ellos hacen parte de mi vida, y soy una persona mejor por la influencia de ellos. Me ha tocado. Y estoy consciente de todo lo que perdería si no viviera con ellos.

Pero hay veces, hay días, que quisiera escaparme y no tener que responder por nadie. A veces lamento por la persona libre e independiente que alguna vez fui. Tomar la decisión que la vida de padre de familia no es para uno y salir a buscar su propio destino, también es una decisión difícil. La decisión tiene que ver el autoimagen, el papel que uno aspira desempeñar en la vida, la forma de asumir los sueños y las responsabilidades, la confianza en sí mismo, la noción que algún día se podría mirar para atrás y decir: eso es lo que hice, son mis decisiones, es mi vida. No es sino mi vida.

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